EL AFUERINO

vias de tren

Lucía Stuardo

Un hombre desconocido llegó al pueblo. Afuerinos los llaman en el campo.
Aparentaba ser más viejo, pero no tendría más de sesenta años mal llevados. Piel curtida por el sol, físicamente desgastado por el trabajo duro del campo.
Llegó al hospital en busca de atención médica. Estaba pálido y decaído. Dijo que era oriundo de la Región del Maule. No tenía familia ni domicilio fijo.
Fue atendido por el Doctor y le diagnosticó: “Depresión Bipolar”. Lo hospitalizaron, tomó las medicinas necesarias y cuando se sintió mejor, lo dieron de alta.

Deambulaba por el pueblo haciendo mandados. Lo llamaban “El Maucho” por venir desde El Maule. La gente lo acogió con benevolencia, convirtiéndose en un vecino más. Una señora muy generosa, le proporcionó un cuarto en el patio de su casa, además de las comidas diarias, que él recompensaba con ayuda en el pequeño huerto que ella tenía.

Poco a poco, dejó de tomar sus medicinas. Se tornó huraño y taciturno. Decía que su esposa lo había abandonado y que extrañaba a sus hijas. Que cuando su esposa lo dejó, él salió a caminar por la carretera hacia el Norte. Trabajaba esporádicamente en cualquier lugar y seguía caminando sin rumbo. Así llegó a nuestro pueblo donde fue acogido con cariño.

El último tren de cada día, pasaba a las siete de la tarde. La estación siempre se repletaba de gente. Los que iban a esperar a alguien, a despedir o simplemente a curiosear. Era una entretención ver pasar el tren. Una tarde de verano normal como cualquier otra. Pero, ese día, cuando el tren se alejaba, vimos un grupo de personas en la línea junto al andén.

Con mis amigas nos acercamos y pudimos ver el cuerpo del Maucho, tendido sobre los durmientes y la cabeza apoyada en el riel.
Enseguida levantaron el cuerpo, lo pusieron en una camilla y lo llevaron a la morgue del hospital.

Impactadas y curiosas nos fuimos siguiendo al grupo. Dejaron la camilla en el suelo en espera del médico que lo recibiría. Un carabinero destapó al Maucho y en su pecho tenía prendido un papel que decía: “La tercera es la vencida”.

Deja un comentario